martes, 4 de noviembre de 2014

Conocé una intrigante Lisboa


Fernando Pessoa, uno de los más brillantes poetas y escritores de la lengua portuguesa sentenció “Para el viajero que viene del mar, Lisboa, aun desde lejos, se yergue como una bella visión onírica sobresaliendo contra el azul intenso del cielo, que el sol anima.”

Ante tamaña descripción, dan ganas de adentrarse un poco más en Lisboa y conocer sus atractivos.

Lisboa, la ciudad de las siete colinas.

Frente al subibaja de su geografía, la ciudad creó diferentes maneras de recorrer sus siete colinas, con mínimo esfuerzo. Así surgieron ascensores y teleféricos para salvar las pendientes, entre los que se destaca el Elevador de Santa Justa.

Sin embargo el medio más atractivo para recorrer la ciudad es, sin dudas, el Tranvía 28. Son pequeños vagones amarillos con interior de madera que recorren toda la ciudad desde Martim Moniz pasando por el centro hasta la Basilica da Estrela. 

 

Pastelería de lisboa: dejarse tentar

Otro ícono de la ciudad son los pastelitos de crema pastelera o “pastéis de natas”. La historia sobre su origen me resulta por demás curiosa. Cuentan que a mediados del siglo XIX las monjas del Monasterio de los Jerónimos de Belém, utilizaban miles de claras de huevo para “almidonar” sus hábitos. Y a fin de aprovechar las yemas no utilizadas comenzaron a preparar pastelitos de crema pastelera. Hojaldrados, crujientes y dorados con una suave crema pastelera y una pizca de canela, los pastéis son un atractivo turístico en si mismo.

Azulejos con historia

Las paredes de algunos distritos como Alfama y Barrio Alto está recubiertas por azulejos con hermosos diseños. Además de un valor estético cumplen una llamativa función: la protección contra el fuego. A mediados del siglo XVIII un terremoto azotó Lisboa y seguidamente un incendio destruyó gran parte de las construcciones de madera. Para reducir las posibilidades de que esta tragedia se repita, se comenzaron a revestir las paredes con cerámicas no inflamables que realzan además la belleza de la ciudad

 

Fado, las penas cantadas

La música es, sin dudas, parte de la identidad de las ciudades. Y en el caso de Lisboa, la música que la representa es el fado. Esta suerte de balada romántica y nostálgica es motivo de encuentro en bares y tabernas donde profesionales y aficionados cantan sus penas ante un silencioso y respetuoso auditorio. Las letras hablan de amores perdidos y orgullos ganados y crean una atmósfera de melancolía. Hacé CLIC, escuchá fado en la voz de Carlos Do Carmo y sentite un poco en Lisboa.

Diferentes características de una ciudad intrigante, que bien vale descubrir.

Conocé más de Lisboa en este video

 

 

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